Alfredo no tuvo la vida que soñó, obligado por su familia ha sido un rey sin corona ni casi reino, mientras que su sueño era ser bombero y salvar a la gente de las llamas. Ahora, en su lecho de muerte, a punto de abandonar este mundo, recuerda su juventud, la única época en la que fue realmente feliz. En sus ensoñaciones recuerda al instructor del cuerpo de bomberos llamado Alfonso del que no pudo evitar enamorarse, aunque toda su historia de amor y deseo tuvo que estar complemente en secreto.