En 1989, Alfred Herrhausen, el carismático presidente del consejo de administración del gigante financiero alemán Deutsche Bank, fue asesinado. Fue un acto estremecedor del que rápidamente se culpó a la Facción del Ejército Rojo (FAR), un grupo terrorista alemán de extrema izquierda que, diez años antes, había asesinado a varias figuras capitalistas destacadas, como Jürgen Ponto, director del Dresdner Bank, y Hanns Martin Schleyer, presidente de la Asociación Alemana de Empresarios.