Marnie padece una rara forma de distrofia muscular. Cuando la niña de 13 años ingresa en cuidados intensivos, su médico cuestiona la continuación de su tratamiento y valora que, quizá, lo más humano sería dejarla morir. Esta decisión imposible producirá una división entre sus padres. Él, tras un duro proceso, asume desconectar los equipos que la mantienen con vida como un último acto de amor hacia su hija; ella se resiste a la idea e insiste en esperar. ¿Qué hacer? Solo un juez podrá determinar cuál será el destino de Marnie.